Un día fui con mi familia a un restaurante que frecuentamos, Mi Choli, para solicitar servicio dije “lero lero camarero, me atiende a mi primero”
Don José, el camarero, me contestó “Encantado caballero, le atiendo con esmero”
Le pregunté “Don José, ¿conoce el chiste?” y me indicó que sí. Nos reímos. Acto seguido procedí con el pedido.
A manera de entrada, a cada quién una empanada.
A mi hijo de figura delgada, por favor una sabrosa carne apanada, con una fría naranjada.
A mi hijo cabezón, un ceviche de camarón acompañado de un jugo de melón.
A mi esposa aquí a mi lado, un delicioso encocado y como es nuestra madrina un jugo de mandarina.
A mi por el calor de la temporada, solo un jugo de cebada.
Por cierto Don José, también un buen café.
A mi esposa aquí a mi lado, un delicioso encocado y como es nuestra madrina un jugo de mandarina.
A mi por el calor de la temporada, solo un jugo de cebada.
Por cierto Don José, también un buen café.
A continuación, comenté a mi familia sobre el origen del chiste, mismo que les comparto con un pequeño cambio al final.
"Estaban unos amigos con hambre, entraron en un restaurante y se sentaron
en una mesa.
Al hacer el pedido a un mesero, les indicó que solo les podía atender,
si lo hacían con rima, por cuanto era una política del restaurante que se llamaba:
"Restaurante pida con poesía y se les atenderá con cortesía." Y podía observar a los otros comensales cómo lo solicitaban.
El señor alza la mano y dice:"¡lero, lero...señor mesero!"
El mesero llega: "a sus órdenes ilustre caballero...aquí está su
mesero, que los atiende con esmero."
El señor dice: "para mi sobrina, cuyo nombre es Josefina, traiga un
caldo de gallina...y para mí que soy un gran abogado, un buen apanado”
El mesero apuntó la orden y se retira. Al poco tiempo son abastecidos en
su pedido.
En todas las meses pedía en rima.
Los amigos asombrados, entienden cómo se trata y deciden poner en
práctica: ¡lero lero... ¡¡mesero !! "
Puede revisar el final de la historia en:
Mi Choli, tiene nueva casa.
Conserva su magnífico sabor
A Don José no le he visto, debe navegar por otro vientos
Siempre que vamos a un restaurante, procuro pedir con rima.
Si el mesero me contesta, los dos sabemos la historia.
Si no la sabe, procedo a embromarle, pidiendo que conteste en rima.
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