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sábado, 20 de agosto de 2022

La orquídea del jardín de mi Madre

 


Mi Madre cultiva flores en su jardín. lo ha hecho toda la vida.

Con mi hermano Juan Carlos y/o amigos jugábamos con el balón en la casa, por cierto, con el tiempo se integraron mis hijos y más de una vez el destino de la pilatuna era una de las bellas flores de Nuestra Madre: rosas, dalias, geranios, orquídeas o de los frutales, que sucumbía ante artero golpe de balón.

Nuetra Madre aceptaba el destino de su preciada flor como algo natural y nos motivaba a continuar jugando.

Recuerdo con una "claridad meridiana" que un 28 de mayo de 1997 el joven Galy obsequió a mi hermana Silvy una linda orquídea, nuestra Madre la plantó en el limón de la casa haciendo caso a mi sugerencia que podía hacerse una planta si se la cuidaba y sobre todo que reciba amor.

Un buen día a inicios de 1999, nuestra Madre asumió el cuidado de la flor y mi hermana Silvy el cuidado de su consorte Galy.

Ahora la orquídea florece cada temporada, he perdido la habilidad de impactar con el balón y desarrollé la de conversar mientras la miramos. 
 
Me pregunto si ¿la orquídea es de mi hermana Silvy o de Mi Madre?
 
 

 







 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Por un pequeño arreglo en su jardín fue necesario trasplantar la orquídea, en algún momento se plantó en el higo, luego fue huésped del limón, más tarde del arupo, recuerdo que la vi en el durazno o en el cedrón …


 


El nuevo sitio desde agosto 2022: el níspero, los gatos de la casa ayudarán en el cuidado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 Esposita también cultiva flores con los hijos le ayudamos, también somos autores que más de una flor se haya convertido en un recuerdo que es rememorado cada vez que la autoridad así lo dispone.

Eventualmente suelo obsequiarle una planta de orquídea, una vez fue necesario superar la prueba de validación de verdad para explicar que no era un pretexto para justificar un mal pensamiento. 
 
Nuestros hijos me preguntan “¿si te van a interrogar, por qué le obsequias flores?”

Mi respuesta es: por el gusto de regalarle y definitivamente, sin falsa modestia, Esposita pierde el sueño por mí, por cuanto yo no ronco sino rujo.

En otro orden de temas, en el trabajo siempre tengo unas plantitas ornamentales y las cuido.

 

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