El texto lo ubiqué en: Dios según Buda
"Hay
una interesante historia de Gautama Buda...
Una mañana un hombre le preguntó: «¿Existe Dios?».
Buda miró al hombre a los ojos y le -dijo: «No, Dios no existe».
Ese mismo día, por la tarde, otro hombre le preguntó: «¿Qué piensas
acerca de Dios? ¿Existe Dios?».
Buda miró al hombre a los ojos y le dijo: «Sí, Dios existe».
Ananda, que estaba con él, se quedó muy confundido, pero él ponía
siempre mucho cuidado en no interferir en nada. Si tenía alguna pregunta, por
la noche, cuando todo el mundo se retiraba y Buda se disponía a dormir, se la
exponía.
Pero esa tarde, a la puesta de sol, otro hombre vino con una pregunta
muy parecida aunque formulada de forma distinta. El hombre dijo: «Hay gente que
cree en Dios y hay gente que no cree en Dios. Yo no sé a quien creer. He venido
a pedirte ayuda».
Ananda estaba muy interesado en oír la respuesta de Buda; en un mismo
día había dado dos respuestas absolutamente contradictorias y ahora surgía una
tercera oportunidad (y no hay una tercera respuesta).
Pero Buda le dio una tercera respuesta. No habló, cerró los ojos. Era
un hermoso atardecer. Buda estaba en un bosquecillo de mangos. Los pájaros
estaban posados en las ramas de los árboles. El sol acababa de ponerse y
soplaba una brisa fresca."
El hombre, al ver a Buda sentado con los ojos cerrados, pensó que
quizás era esa la respuesta, así que se sentó junto a él con los ojos cerrados.
Transcurrió una hora y el hombre abrió los ojos, tocó los pies de Buda
y dijo: «Tu compasión es grande. Siempre te estaré agradecido por haberme dado
la respuesta».
Ananda no podía creer lo que veía, porque Buda no había dicho una sola
palabra... Y el hombre se marchó tan contento, totalmente satisfecho. Entonces
Ananda le dijo a Buda: «¡Esto es demasiado! Deberías pensar en mí; me vas a
volver loco. Estoy al borde de un ataque de nervios. A un hombre le dices que
Dios no existe, a otro hombre le dices que Dios existe y al tercero no le
contestas. Y el tercero dice que ha recibido la respuesta, está contento y
agradecido, y te toca los pies. ¿Me puedes explicar qué significa todo esto?».
Buda
dijo: «Ananda, la primera cosa que debes recordar es que esas preguntas no las
habías formulado tú; por tanto, esas respuestas no eran para ti. ¿Por qué te
preocupas innecesariamente por los problemas de otra gente? Primero soluciona
tus propios problemas».
Ananda dijo: «Es cierto, esas no eran mis preguntas y la respuestas no
iban dirigidas a mí... ¿Pero qué puedo hacer? Tengo oídos y oigo, y he oído y
he visto, y ahora todo mi ser está confundido. ¿Cuál es la respuesta
correcta?».
Buda dijo: «¿Correcta...? Lo correcto es la consciencia. El primer hombre
era un teísta y quería que le reafirmase en su creencia de Dios. Vino con una
respuesta -una respuesta hecha- solamente para que le reafirmase en su creencia
y poder decir: "Estoy en lo cierto, incluso el propio Buda me ha dado la
razón." Por eso le he dado esa respuesta, solamente para perturbar su
creencia, porque creer no es conocer.
»El segundo hombre era un ateo. También ha venido con una respuesta,
una respuesta hecha -que Dios no existe-, y quería que le reafirmase en su
incredulidad para poder decir que pienso como él. Tuve que decirle: "Sí,
Dios existe." Pero el propósito era el mismo.
»Si eres capaz de ver mi propósito, verás que no hay contradicción.
Estaba perturbando la creencia preconcebida del primer hombre y la incredulidad
preconcebida del segundo hombre. La creencia es afirmativa, la incredulidad es
negativa, pero en realidad ambas son una misma cosa. No provienen de alguien
que conoce; y ninguno de ellos era un verdadero buscador, ambos acarreaban
prejuicios.
»El tercero era un verdadero buscador. No tenía ningún prejuicio, abrió
su corazón y me dijo: "Hay gente que cree en Dios, y hay gente que no cree
en Dios. Yo no sé a quien creer. He venido a pedirte ayuda." Y la única
ayuda que podía darle era una experiencia de consciencia silenciosa; las
palabras son inútiles. Y cuando he cerrado mis ojos ha entendido el mensaje.
Era un hombre con una cierta inteligencia: abierto, vulnerable. Y cerró los
ojos.
»Al profundizar en el
silencio, al volverse parte del campo de mi silencio y mi presencia, ha
empezado a adentrarse en el silencio, a adentrarse en la consciencia. Cuando
transcurrió una hora parecía como si sólo hubieran transcurrido unos minutos;
no recibió ninguna respuesta en palabras pero recibió la verdadera respuesta en
silencio: no te preocupes acerca de Dios, no tiene ninguna importancia si
existe o no. Lo que importa es la existencia del silencio, si existe o no la
consciencia. Si eres silencioso y consciente, tú mismo eres un dios. Dios no es
algo ajeno a ti: o eres una mente o eres un dios. En silencio y conciencia, la
mente se disuelve, desaparece, y se te revela la divinidad. Sin haberle dicho
nada ha recibido la respuesta, y la ha recibido de una forma perfectamente
correcta»."
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