En el
artículo La emprendedora octogenaria que hizo millonarios a sus empleados,
publicado en diario Abc de España el 2019/06/16 se indica:
“Vender
software cuando entras una habitación y los hombres presentes suponen que estás
allí para preparar el té es complicado. Este fue uno de los mayores obstáculos
a los que tuvo que enfrentarse Stephanie Shirley, judía, madre de un hijo
autista y la única mujer que trabajaba en una empresa de tecnología, allá por
la década de 1960. En el diario británico «The Telegraph» cuenta su historia
como emprendedora, en una época en la fue feminista sin darse cuenta de ello...
... En
1962 fundó su empresa, mismo año en que se casó con un médico, en un tiempo en
que las mujeres tenían prohibido conducir un autobús o abrir una cuenta
bancaria sin el permiso de su marido. Y en 1963 nacería su hijo Giles, que a
los dos años dejaría de hablar y sería diagnosticado con autismo. Veintitrés
años después impulsó Shirley Foundation para financiar investigaciones pioneras
sobre el autismo. «Soy una persona orgullosa y, a pesar del caos, no le conté a
nadie lo que estaba sucediendo», asegura.
Llegó a ser la undécima mujer más rica del mundo, con 150 millones de libras; no obstante, ver cómo crecía su dinero sin apenas mover un dedo, después de una vida de duro trabajo, le pareció «ligeramente obsceno». Así que invirtió en la institución Shirley Foundation y en todos aquellos niños, como su hijo, que necesitaban ese dinero. Hasta que en octubre de 1998 su vida cambió. «Estaba en casa cuando recibí la llamada de que Giles había muerto, por un episodio epiléptico severo», cuenta Shirley.
Así
fue como Shirley centró su vida pública en su siguiente sueño: que los
trabajadores de FI —así se llamaba su empresa entonces— se convirtiesen en
propietarios de la compañía, a imagen y semejanza de John Lewis y compañía.
Tardó once años en hacerlo. Y en 1993, con 60 años, Shirley se retiró,
entregando la mayoría de participación (casi 30 millones de libras) al
personal. Así lo define: «Fue mi mayor acto de filantropía, hice millonarios a
70 empleados en el proceso; un sentimiento increible». Para entonces, la
empresa había cambiado el rumbo a consultoría de negocios y tecnología.
Ahora
tiene tres organizaciones benéficas, ha donado alrededor de 70 millones de
libras y recibido numerosos reconocimientos, entre ellos, miembro de la Orden
de los Compañeros de Honor por sus servicios de filantropía. «Admito que me
encontré llorando cuando recibí ese premio. Llorar no es algo que haga a
menudo», confiesa esta octogenaria, cuya vida sí provoca un nudo en la
garganta.”
Comparto
su página web: Dame Stephanie Shirley
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