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viernes, 10 de agosto de 2018

Aprendiz de Jade

 
Al finalizar el semestre con mis estudiantes les suelo recordar una de las primeras historias que les suelo compartir. El Aprendiz de Jade, que me contaron en un curso de Gestión de Personal.

Ubique en internet una referencia en: Un cuento sobre el aprendizaje, publicado el 17 de mayo de 2011, por Graham Ross. Difiere un poco de la historia que aprendí, conserva la mayor parte, por lo cual la trascribo:

“Existía en el antiguo Japón, en una pequeña aldea, un maestro en el tallado del jade.

Su maestría era tal que recibía encargados desde todas partes del imperio.

También vivía en esa aldea un joven que no sabía qué hacer con su vida. Ya había alcanzado la edad adulta, por lo que debía iniciarse como aprendiz de algún maestro.

Después de darle muchas vueltas y viendo que el maestro de jade comenzaba a envejecer, supuso que no le importaría tener un aprendiz para poder enseñarle todo lo que sabía sobre el Jade.

El anciano aceptó gustoso la oferta, pues sabía que su maestría no detendría el paso del tiempo y quería asegurar el paso de sus conocimientos a las generaciones futuras.

Al día siguiente, lleno de excitación y de deseos de aprender, el joven llegó a la casa del anciano. Éste le hizo pasar, le sentó en un sillón, colocó una piedra entre sus manos y comenzó a hablarle del nacimiento de los tiempos, de Izanami e Izanagui, la creación del mundo y el surgir de los primeros hombres. Tanto estuvo hablando que el día pasó sin que pudiera quedar tiempo para hablar de nada relacionado con el jade.

Al día siguiente, de igual forma, el anciano colocó otra piedra en las manos del aprendiz y comenzó a hablar de las primeras guerras, la escisión del imperio, las caídas y subidas de shogunes al poder.

El joven, viendo que sucedería lo mismo del día anterior (es decir, que tampoco aprendería nada sobre el jade), estuvo tentado a preguntar, pero no quería parecer descortés.

Y, como se temía, pasó el día sin que hubiera aprendido nada o, al menos, nada sobre el jade.

Llegó el tercer día y hablaron de los cultivos. El cuarto día, de las aves migratorias. El quinto día, de la geografía; el sexto, de las pasiones que enloquecen a los hombres…

Y así fueron pasando las semanas, siempre con el mismo ritual, él entraba a la casa del anciano, recibía una piedra entre sus manos y comenzaban a hablar de diversos temas, pero nunca sobre el jade.

No puede ser, pensaba por las noches el aprendiz, estoy desperdiciando mi tiempo sin aprender ningún oficio. Pero aun así, era tal el respeto que el maestro infundía que decidió esperar un poco más.

Sin embargo pasaron cinco meses y nada… Recibía la piedra y hablaban del cielo, de las nubes, de la bella, del arte del fudo, de la belleza de los jardines en las distintas estaciones…, de todo, menos de jade.

Esa misma noche, en su casa, el aprendiz tomó una decisión, abandonaría al maestro, no le enseñaba nada, le hacía perder el tiempo y él necesitaba ganarse la vida. Por la mañana, más calmado, pensó que no le abandonaría (pues se había portado siempre muy bien con él), pero, al menos, le haría saber sus pensamientos y, si el maestro no quería enseñarle nada sobre el jade, buscaría otro oficio.

Al verle llegar tan nervioso, el maestro intuyó algo, por lo que le hizo pasar y le sentó en un sillón.

-Maestro, llevo cinco meses viniendo a su encuentro. Cuando vine, le dije que quería aprender su arte, sin embargo usted me ha hablado de hombre y mujeres, de arte, de la creación del mundo y el poder de los dioses, de la naturaleza y los pájaros, pero nunca me ha enseñado nada sobre aquello que yo quería aprender.

El maestro sonrió y, volviendo al ritual que hacían a diario, se dirigió a su mesita y cogió una de las piedras que guardaba en un cajón. Tomó la mano del aprendiz y la posó suavemente en sus manos.

Pero entonces, el aprendiz apartó la mano con cara de asco, como si en lugar de una piedra fuera una serpiente venenosa que le hubiera mordido, y dijo en voz alta: ¡Maestro, eso no es jade!”

También ubique otra historia:  La piedra de Jade  que le sugiero revisar




Mi comentario:

 

 
Durante el semestre debemos abordar temas de Sistemas Operativos, les indico que al finalizar podrán utilizar el conocimiento de una manera práctica, por ejemplo:

Para el manejo de transición de estados de procesos: Inicio, Listo, Ejecución, Bloqueado y Finalizado,  suelo utilizar la relación de una pareja.

En el tema Región Crítica y Sincronización de procesos, como pueden manejar eventos en su familia y amigos.

Para el tema se Seguridad, puede ser válido el acceso a la cartera de su pareja o al celular o a la cuenta de correo/red social. El manejo de contraseñas seguras.

Cuando tratamos Bloqueo de Procesos, específicamente Exclusión Mutua la relación monogámica de una pareja, el matrimonio y si el uso de una sortija es el mecanismo que garantiza la Exclusión Mutua.

Para el tema de manejo de Bloqueo: no hacer nada, prevenir, evitar o eliminar el bloqueo el tema es el embarazo.

En fin, con estos ejemplos creo que mis estudiantes pueden asimilar de una mejor manera lo que trata Sistemas Operativos I, tienen masa que les permite afianzar el conocimiento.


Les obsequio herramientas para que utilicen en sus equipos y puedan poner en práctica sus conocimientos, es lo que denomino la Navaja Suiza.
 
 

 


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