Al finalizar el semestre, se presentan las calificaciones
finales y los estudiantes exponen sus argumentos para explicar la razón de mala su calificación, ubiqué un texto de la BBC del año 2014, que lo
describe muy bien:
Lo copio a continuación
“Afrontémoslo:
a nadie le gusta sacar una mala nota. Así que, cuando los resultados en los
exámenes no son buenos, algunos optan por echarle la culpa a alguien o
responsabilizar a circunstancias fuera de su alcance.
Los
alumnos se deslizan entonces sobre las aguas movedizas de la injusticia para
buscar una justificación a sus fracasos.
Estas
son algunas de las excusas más utilizadas en la historia de los exámenes.
La culpa es del
profesor
Los
profesores pertenecen a una especie acostumbrada a que les echen la culpa, con
o sin razón.
Se
les responsabiliza de las notas que obtienen sus alumnos, aunque estos no hayan
tocado un libro en su vida.
Aunque,
algunas veces, los profesores sí tienen una responsabilidad muy directa en el
fracaso de sus alumnos.
Una
amiga me contó que su profesora de alemán le dio una lista de libros para
preparar el GCSE (General Certificate of Secondary Education, unas pruebas
generales que todos los alumnos deben pasar en Reino Unido para alcanzar el
bachillerato).
La
lista estaba incompleta y, cuando llegó el día del examen, los libros que había
leído solo servían para contestar una de las secciones.
Imaginen
el horror cuando vio que le pedían escribir sobre una serie de libros que ni
siquiera conocía.
Cuando
su profesora entró en la sala de examinaciones para ver qué ocurría y se dio
cuenta del error, palideció como una heroína de novela gótica.
La culpa es del
examen
Cada
año, el equipo de la sección de educación de la BBC se ve inundado de quejas de
adolescentes frustrados sobre errores en los exámenes.
Cuando
llegan las notas, algunos ríen y otros están decepcionados.
Estudiantes
que piensan que han recibido un trato injusto envían correos electrónicos en
los que explican con mucho detalle por qué una pregunta de física de su examen,
por ejemplo, era incorrecta.
Y
nosotros, periodistas de cerebro diminuto, nos vemos obligados a lidiar con las
leyes de Newton para ver si lo que alegan es o no cierto.
Si
esto falla, y en mi caso falla frecuentemente, tenemos que contactar a expertos
para ver si el alumno examinado tiene razón.
Es
más frecuente que el que se equivoca sea el examinado, pero algunas veces, muy
pocas, son los examinadores los que no estuvieron a la altura.
La culpa es de la
falta de sueño
Está
demostrado científicamente que una buena noche de sueño beneficia la memoria,
la concentración y los niveles de energía.
Lograrlo
puede ser complicado si tienes lo sonetos de Shakespeare dando vueltas por tu
cabeza como si fueran hélices de helicóptero troceando tu cerebro.
Así
que si el examinado sufre insomnio crónico, no es una mala excusa para explicar
las malas notas.
Pero
si se han consumido sin parar bebidas energéticas para revisar temas que se
quedaron pendientes, es culpa del alumno que sus ojos estén tan rojos que no
pueda ni leer el examen.
No
hay mejor forma de prepararse para un examen que ocho horas en Sueñolandia.
La culpa es de las
condiciones del examen
A
veces la capacidad del alumno para engañarse a sí mismo es ilimitada.
Un
adolescente tuiteó después de hacer un examen: "Vigilantes con ropa de
colores chillones andado arriba y abajo. Lo siento, pero así no se concentra
nadie".
Otro
culpó al aire acondicionado. "La habitación estaba demasiado fría para
escribir. Nos concentramos en sobrevivir. Lo siento, mis instintos se hicieron
con el mando".
Uno
incluso echó la culpa al mal olor corporal de otro alumno sentado a su lado.
¡Esto sí es desesperación!
Lamentablemente,
nada de esto resultaría convincente a la hora de reclamar. La culpa, en estos
casos, reside en la incapacidad de algunos alumnos para centrarse en los
estudios.
La culpa es de los
padres
Pobres
padres. Lo hacen todo por sus hijos para que luego les culpen de sus fracasos.
Algunos
estudiantes culpan a su mala memoria de los fracasos.
Las
razones van desde que no les han despertado a la hora convenida hasta que no
les han leído suficientes cuentos cuando eran niños.
Un
amigo se acuerda de un compañero de clase que culpó de sus malas notas a sus
padres porque "no crearon un ambiente de aprendizaje adecuado en casa".
Y
aunque esto suena a excusa, algo de verdad puede haber.
Las
investigaciones académicas vinculan el éxito escolar de los hijos con las
acciones de los padres. La influencia de los progenitores sobre los hijos
comienza muy pronto.
Los
estudios también muestran que los hogares con menos libros y menos estímulos
dan lugar a niños que no están bien equipados para aprender.
Otros
mantienen que la influencia de los padres solo disminuye realmente con respecto
a la que ejercen los profesores cuando los alumnos son algo mayores.
La culpa es de la
mala memoria
Aunque
no hay atajos para preparar los exámenes, sí es cierto que algunos estudiantes
están predestinados a hacerlo mejor en los exámenes que otros debido a que son
mejores memorizando hechos.
Otros
son mejores en el día a día. La sabiduría convencional dice que estas son las
chicas, que suelen trabajar más duro durante el año."
Fin del artículo citado.
A continuación unas palabras de mi propia cosecha:
A
mis estudiantes les suelo compartir a inicios del semestre y unos días antes de
cada examen: Preparación para
examen: Diez consejos de estudio
También Banco de
Preguntas Sistemas Operativos I, al consultar en una prueba si las revisaron mucho
contestan que no.
Cuando
revisamos las calificadores, les invito a recordar las veces que solicitaron
tutoría o las veces que luego de una prueba consultaron cual era la respuesta
correcta o si que resolvieron un ejercicio o los libros adicionales con los cuales estudiaron.
El
momento de la prueba, pensemos que es sobre 10 puntos, les planteo unas 3
preguntas más y les pido que contesten sólo 10 preguntas, cada una si está bien
contestada puede valer un punto.
Reviso
las preguntas que tuvieron una menor puntuación, posiblemente estuvieron mal
planteadas y se debe reformular.
Eventualmente
tomo una lección de una prueba, hago las mismas preguntas y el resultado es el
mismo: mala calificación.
Nunca
tomo un examen de recuperación de un examen o prueba, creo que le resta seriedad al proceso.
Cuando
me indican que sólo les falta un puntito para superar el semestre, les indico
que revisen las pruebas sobre cuántos puntos fueron formuladas.
Al
iniciar el semestre les pido que si sus familiares me conocen, que por favor me
informen para “Recomendarles”, a la vez que les indico que ningún “Recomendado
ha perdido el semestre”.
La historia está disponible en:
Yo digo que soy Informático por profesión y Docente por vocación.
A mis estudiantes al inicio del semestre y unas tres semanas antes de exámenes les comparto esta publicación y la siguiente, se debe evaluar desde las dos perspectivas.
A manera de cierre
y me pregunto ¿continuaré de docente el siguiente semestre?
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