Oración de un esposo

 

 

Autor Anónimo, hasta que no se demuestre lo contrario

"Padre, concédeme la serenidad para aceptar que a mi esposa no la puedo cambiar.

Gracias padre porque con lo que le encanta cambiar las cosas de lugar, aún no me haya cambiado a mí.

Dame la sabiduría para entender que cuando ella dice: “tráeme una crema de leche" para mí existe una sola posibilidad: “Crema de leche", pero para ella existen marcas, tamaños y fecha de caducidad; ayúdame a entender que no es su culpa el confiar en mi simple criterio.

Padre, dame la visión para reconocer y diferenciar los colores, recordar que el color fucsia es casi como el rosado pero más “fuerte”, no tanto como el lila sino más bien como el violeta, pero más clarito.

Ayúdame a reconocer que, aunque para mí el color blanco es uno solo, para mi esposa existe blanco hueso, blanco perla, blanco cielo, blanco nieve, blanco Ártico y el más importante de todos...el blanco que es más blanquito que los demás blancos.

Señor, dame la sabiduría de no preguntarle... ¿te pasa algo, estás brava? mejor dale a mi boca la capacidad de permanecer cerrada y por mucho rato.

No desvíes mis ojos a mirar lo indebido y ayuda a que mi paciencia sea eterna por el bien de los dos.

Líbranos Señor a los esposos del mundo entero de la calamidad ante el pedido de ayuda para tender la ropa lavada y si caemos en esa prueba, ayúdanos a recordar que las camisas, las blusas y la ropa de lana se tienden con pinzas; que la ropa que se seca más rápido se cuelga más atrás, que  las sábanas secas se doblan del lado más largo, igual que las fundas de almohadas y otros lineamientos.

Finalmente, Señor, te pedimos que nos des la capacidad de leer la mente, de escuchar lo que se dice sin palabras, de poder opinar solo cuando se nos pregunta y por último agradecerte por la maravillosa esposa que me concediste.

Te ruego señor que no me desampares ni de noche ni de día, amén"