Síndrome de Atención Deficiente Activado Por la Edad = Chochera autor Anónimo
"Se manifiesta así:
Decido lavar el carro.
Al ir al garaje, veo que hay correo en la mesa de la entrada.
Decido revisar las cartas antes de lavar el carro.
Dejo las llaves del carro en la mesa, voy a tirar los sobres vacíos y las propagandas en la basura, y me doy cuenta de que está llena.
Decido dejar las cartas, entre las que hay una factura en la mesita y sacar la bolsa de basura afuera.
Entonces pienso que, ya que voy afuera, puedo pagar la factura con un cheque en el banco que está a 200 metros de la casa.
Saco del bolsillo la chequera y veo que queda uno solo.
Decido ir al escritorio a buscar otra chequera y encuentro sobre la mesa la Coca-Cola que me estaba tomando y se me había quedado olvidada.
Saco la lata para que no se derrame sobre los papeles y me doy cuenta que se está calentando,
por lo que decido llevarla a la nevera.
Al ir hacia la cocina me fijo que el jarrón de flores de la barra, está sin agua.
Dejo la Coca-Cola sobre la barra y descubro los anteojos que estuve buscando toda la mañana.
Decido llevarlos a mi escritorio, y después poner agua a las flores.
Llevo los anteojos al escritorio. Lleno una jarra de agua en la cocina y, de repente, veo el control remoto del televisor.
A alguien se le olvidó en la mesa de la cocina. (Me acuerdo que anoche estuvimos buscándolo como locos).
Decido llevarlo a la sala, donde debe estar, en cuanto ponga el agua a las flores. Echo un poquito de agua a las flores y la mayor parte se derrama por el suelo.
Por tanto, vuelvo a la cocina, dejo el control remoto sobre la mesa, y agarro un trapeador para secar el agua.
Voy hacia la sala tratando de acordarme qué es lo que quería hacer con ese trapeador.
Al final de la tarde:
- el carro sigue sin lavar
- no pagué la factura
- el tarro de la basura está lleno
- hay una lata caliente de Coca Cola en la barra
- las flores siguen sin agua
- sigue habiendo un solo cheque en la chequera
- no consigo encontrar el control remoto de la tele, ni mis anteojos
¡Y no tengo ni idea de dónde están las llaves del carro!
Entonces me quedo pensando:
¿Cómo puede ser, que sin haber hecho nada en toda la tarde, esté tan cansado?
Hazme un favor, envía este mensaje a todos los que conozcas, porque yo ya no me acuerdo bien a quién se lo mandé.!!"
Un neurólogo da las claves para evitar la pérdida de memoria a medida que envejeces"El neurocientífico Richard Restak asegura que hay opciones sencillas que se pueden poner en práctica todos los días para que el cerebro se mantenga lo más activo posible
El deterioro cognitivo supone un problema de salud pública. De hecho, es una de las consultas más frecuentes en la atención primaria: según un estudio, en torno al 15%-20% de los mayores de 60 años que acuden a su médico de cabecera lo hacen preocupados por los despistes que se agudizan con la edad
Y es que a medida que se cumplen años, la memoria se debilita. Pero no todo está perdido. Según el neurocientífico Richard Restak, de la Facultad de Medicina y Salud del Hospital George Washington, el declive no es inevitable. Por ello, 'The New York Times' ha recopilado las claves para potenciar la memoria que ofrece el experto en su libro 'The Complete Guide to Memory: The Science of Strengthening Your Mind' ('La guía completa de la memoria: La ciencia del fortalecimiento de la mente'). Toma nota de lo que debes hacer para desarrollar y mantener una memoria sana:
1. Presta más atención. Restak diferencia entre tener problemas de memoria con problemas de atención. «La falta de atención es la principal causa de las dificultades de memoria. Significa que no has codificado correctamente el recuerdo», explica. No deben confundirse. Por tanto, si no recuerdas el nombre de alguien a quien te acaban de presentar en un cumpleaños, lo más probable es porque no estás todo lo concentrado que podrías porque se trata de un gran evento en que estás conociendo a mucha gente. Para mejorar esto, el experto recomienda asociar una imagen a la palabra.
2. Reta a tu memoria todos los días. ¿Sabes que hay muchos ejercicios que puedes hacer diariamente a raíz de situaciones cotidianas? El Dr. Restak sugiere, por ejemplo, hacer la lista de la compra y memorizarla. Cuando llegues a la tienda, intenta acordarte de lo que necesitas. Cuando hayas terminado, comprueba lo que apuntaste. También puedes dejar de usar el GPS (que contribuye al deterioro cognitivo) y memorizar las calles de la zona.
3. Juega. Aunque no seas un niño, los juegos son un excelente aliado para la memoria. Desde el ajedrez, pasando por los juegos de preguntas y respuestas, a aquellos que exigen escribir o tirar de memoria histórica. «Hay que mantener la información y moverla en la mente», escribe Restak en su libro.
4. Leer más novelas. «La gente, cuando empieza a tener problemas de memoria, tiende a cambiar a la lectura de no ficción», dice. Por su experiencia, el neurocientífico explica que la ficción requiere de un compromiso activo con el texto, empezando por el principio y trabajando hasta el final. «Tienes que recordar lo que el personaje hizo en la página 3 para cuando llegues a la página 11», asegura.
5. Cuidado con la tecnología. Almacenar todo en el móvil significa que «no lo sabes», apunta el Dr. Restak, y eso erosiona la capacidad mental. ¿Acaso te sabes el teléfono de tu hijo, de tu mujer o de tu mejor amigo? Además, la tecnología es una distracción y las distracciones son enemigas de la concentración. La tecnología, recuerda, es también adictiva.
6. Acude a un profesional de la salud mental si lo necesitas. El estado de ánimo es clave para recordar las cosas. La depresión, por ejemplo, puede disminuir mucho la memoria porque el estado emocional afecta al tipo de recuerdos que recordamos. «Entre las personas que son derivadas a los neurólogos por problemas de memoria, una de las principales causas es la depresión», afirma el Dr. Restak. Esto se produce porque el hipocampo (zona clave del cerebro en la memoria) y la amígdala (la parte del cerebro que gestiona las emociones) están vinculados, por lo que «cuando uno está de mal humor o deprimido, tiende a recordar cosas tristes».
2. Reta a tu memoria todos los días. ¿Sabes que hay muchos ejercicios que puedes hacer diariamente a raíz de situaciones cotidianas? El Dr. Restak sugiere, por ejemplo, hacer la lista de la compra y memorizarla. Cuando llegues a la tienda, intenta acordarte de lo que necesitas. Cuando hayas terminado, comprueba lo que apuntaste. También puedes dejar de usar el GPS (que contribuye al deterioro cognitivo) y memorizar las calles de la zona.
3. Juega. Aunque no seas un niño, los juegos son un excelente aliado para la memoria. Desde el ajedrez, pasando por los juegos de preguntas y respuestas, a aquellos que exigen escribir o tirar de memoria histórica. «Hay que mantener la información y moverla en la mente», escribe Restak en su libro.
4. Leer más novelas. «La gente, cuando empieza a tener problemas de memoria, tiende a cambiar a la lectura de no ficción», dice. Por su experiencia, el neurocientífico explica que la ficción requiere de un compromiso activo con el texto, empezando por el principio y trabajando hasta el final. «Tienes que recordar lo que el personaje hizo en la página 3 para cuando llegues a la página 11», asegura.
5. Cuidado con la tecnología. Almacenar todo en el móvil significa que «no lo sabes», apunta el Dr. Restak, y eso erosiona la capacidad mental. ¿Acaso te sabes el teléfono de tu hijo, de tu mujer o de tu mejor amigo? Además, la tecnología es una distracción y las distracciones son enemigas de la concentración. La tecnología, recuerda, es también adictiva.
6. Acude a un profesional de la salud mental si lo necesitas. El estado de ánimo es clave para recordar las cosas. La depresión, por ejemplo, puede disminuir mucho la memoria porque el estado emocional afecta al tipo de recuerdos que recordamos. «Entre las personas que son derivadas a los neurólogos por problemas de memoria, una de las principales causas es la depresión», afirma el Dr. Restak. Esto se produce porque el hipocampo (zona clave del cerebro en la memoria) y la amígdala (la parte del cerebro que gestiona las emociones) están vinculados, por lo que «cuando uno está de mal humor o deprimido, tiende a recordar cosas tristes».
7. Averigua si hay motivos de preocupación. El neurocientífico aconseja analizar cuáles son exactamente los fallos de memoria experimentados, pues no todos son problemáticos. Por ejemplo, no acordarse del número de la plaza del parking del centro comercial donde has aparcado el coche no es grave pero sí sería preocupante si no recuerdas cómo haber llegado hasta allí. En caso de dudas, lo mejor es siempre consultar con el médico.
Por qué es importante aprender a «no hacer nada»
"Me cuesta creer que haya personas que durante sus vacaciones (de verano, de Navidad, en puente...) se dedican a ser productivas. Lo cierto es que conforme pasan los años me doy cuenta de que son muchos los que no solo no piensan en descansar, sino que ven esas semanas fuera del trabajo como las idóneas para ponerse al día con correos electrónicos no leídos, contestar, ya de paso, a algunos otros y avanzar con cuestiones que se encontrarían a su llegada a la jornada laboral. Y este comportamiento tiene un nombre: ociofobia, o lo que es lo mismo el miedo a no tener nada que hacer.
En su origen, hay un pensamiento de excesiva productividad y eficacia que antepone logros y éxitos a la felicidad.
Es una visión cuantitativa (cuántos objetivos se han conseguido, cuántas tareas se han realizado) que no se centra en la calidad de esos logros. La ociofobia suele manifestarse sobre todo durante las vacaciones, debido a no saber qué hacer con tantas horas libres a disposición.
La ociofobia, tal como cuenta el psicólogo Moisés Suárez, de Mundopsicologos.com, es el miedo o temor que se puede generar a no tener algo que hacer. Estas personas tienen la necesidad de tener el tiempo ocupado en todo momento, ya que no les gusta sentir ese vacío de no tener alguna tarea que realizar: «Esto es algo bastante común en la sociedad de hoy en día debido a que las personas pretenden mantener la mayor parte de su día y vida ocupada con diferentes actividades, planes, trabajo, etc., ya que lo que se genera en estas personas es miedo a tener que hacerle frente a un tiempo 'vacío', o un tiempo que no esté planificado, o haber finalizado aquellas tareas u obligaciones que tenían que hacer».
"Me cuesta creer que haya personas que durante sus vacaciones (de verano, de Navidad, en puente...) se dedican a ser productivas. Lo cierto es que conforme pasan los años me doy cuenta de que son muchos los que no solo no piensan en descansar, sino que ven esas semanas fuera del trabajo como las idóneas para ponerse al día con correos electrónicos no leídos, contestar, ya de paso, a algunos otros y avanzar con cuestiones que se encontrarían a su llegada a la jornada laboral. Y este comportamiento tiene un nombre: ociofobia, o lo que es lo mismo el miedo a no tener nada que hacer.
En su origen, hay un pensamiento de excesiva productividad y eficacia que antepone logros y éxitos a la felicidad.
Es una visión cuantitativa (cuántos objetivos se han conseguido, cuántas tareas se han realizado) que no se centra en la calidad de esos logros. La ociofobia suele manifestarse sobre todo durante las vacaciones, debido a no saber qué hacer con tantas horas libres a disposición.
La ociofobia, tal como cuenta el psicólogo Moisés Suárez, de Mundopsicologos.com, es el miedo o temor que se puede generar a no tener algo que hacer. Estas personas tienen la necesidad de tener el tiempo ocupado en todo momento, ya que no les gusta sentir ese vacío de no tener alguna tarea que realizar: «Esto es algo bastante común en la sociedad de hoy en día debido a que las personas pretenden mantener la mayor parte de su día y vida ocupada con diferentes actividades, planes, trabajo, etc., ya que lo que se genera en estas personas es miedo a tener que hacerle frente a un tiempo 'vacío', o un tiempo que no esté planificado, o haber finalizado aquellas tareas u obligaciones que tenían que hacer».
Sínomas de la ociofobia
El síntoma que más se puede observar en las personas que padecen esta fobia es la ansiedad (traer al presente situaciones del futuro). En las personas que presentan ociofobia se interpreta que no tienen planes y deben enfrentarse a un tiempo libre. Esto produce una activación del sistema nervioso simpático sintiendo una alta intensidad en su interior, ya que están interpretando el futuro de una manera a la cual no se quieren enfrentar y sienten que tienen que buscar alguna tarea que hacer para no experimentar esa sensación. Estos individuos, normalmente, suelen estar influenciados por un pensamiento de excesiva productividad y eficacia, poniendo en un primer lugar sus logros y éxitos en lugar de su felicidad. Cuando hablan suelen hacerlo en función de cuántos objetivos han conseguido, cuántas tareas han realizado de una manera cuantitativa en vez de ver realmente la calidad de esos objetivos y logros.
Causas de la ociofobia
En la sociedad, la ociofobia ha ido ganando importancia por la gran notabilidad que se le está dando a estar constantemente ocupados y se debe a la conceptualización que se le ha otorgado al logro, la eficacia, la realización, sentirse importantes, etc., quitándole cierta prioridad a la felicidad. Esto se viene dando desde la revolución industrial, donde se premiaba la eficacia de la producción (mayor cantidad y mejor resultado). Por este motivo, las personas en general siempre quieren más, pero no en el sentido de la progresión sino de la abundancia, supone esto una razón externa para conseguir aquellos logros y siempre ir a más. Este motivo tendría que ser interno para disfrutar del proceso mientras se consiguen aquellos objetivos marcados.
Sin embargo, cuenta el experto que sentir esa emoción de soledad o vacío a casi nadie le suele gustar porque se hace una interpretación negativa de lo que «debería» ser. Es por eso que las personas buscan con qué rellenar esos vacíos y no sentir debilidad. Otra de las causas es tener miedo a no poseer el control o la planificación, ya que si esto no es así piensan que se pueden aburrir y el no hacer nada no es bueno, por lo que genera un gran estrés en estas personas.
Normalmente, las personas más expuestas a padecer ociofobia suelen ser aquellas que diariamente tienen más responsabilidades o quehaceres. Explica Moisés Suárez que al tener tanto tiempo ocupado en su día a día, cuando perciben que van a tener ratos libres o interpretan que ese tiempo no está planificado, tienen la necesidad de asumir el control y buscar nuevas tareas: «Este tipo de fobia puede afectar a cualquier tipo de persona, no solo se relaciona con ejecutivos, ya que en todos los ámbitos y niveles se puede presentar. La ociofobia no distingue la 'clase' de la persona porque donde está interfiriendo es en el pensamiento que está realizando el individuo de su tiempo futuro en el presente y dicho pensamiento está siendo irracional. Donde más se suele presentar la ociofobia es en el período de vacaciones debido a que en ese tiempo la persona percibe muchas horas libres y no sabe qué hacer por la carga a la que se ha acostumbrado a tener.
Sin embargo, cuenta el experto que sentir esa emoción de soledad o vacío a casi nadie le suele gustar porque se hace una interpretación negativa de lo que «debería» ser. Es por eso que las personas buscan con qué rellenar esos vacíos y no sentir debilidad. Otra de las causas es tener miedo a no poseer el control o la planificación, ya que si esto no es así piensan que se pueden aburrir y el no hacer nada no es bueno, por lo que genera un gran estrés en estas personas.
Normalmente, las personas más expuestas a padecer ociofobia suelen ser aquellas que diariamente tienen más responsabilidades o quehaceres. Explica Moisés Suárez que al tener tanto tiempo ocupado en su día a día, cuando perciben que van a tener ratos libres o interpretan que ese tiempo no está planificado, tienen la necesidad de asumir el control y buscar nuevas tareas: «Este tipo de fobia puede afectar a cualquier tipo de persona, no solo se relaciona con ejecutivos, ya que en todos los ámbitos y niveles se puede presentar. La ociofobia no distingue la 'clase' de la persona porque donde está interfiriendo es en el pensamiento que está realizando el individuo de su tiempo futuro en el presente y dicho pensamiento está siendo irracional. Donde más se suele presentar la ociofobia es en el período de vacaciones debido a que en ese tiempo la persona percibe muchas horas libres y no sabe qué hacer por la carga a la que se ha acostumbrado a tener.
Estos son los tips para gestionar y superar esta fobia y la importancia de aprender a hacerlo, según el experto Moisés Suárez:
- Identificar: lo primero es identificar qué es lo que está disparando ese miedo para poder entender la causa y poder establecer pautas para el manejo de dicho miedo.
- Reconocer: es muy importante ser conscientes del problema y reconocer la situación por la que se está pasando (es un miedo irracional que está afectando al día a día de la persona).
- Expresar las emociones: hablar sobre las emociones que están generando el tema con las personas más cercanas es vital en el proceso para así liberar toda esa energía que se está formando en el interior. Lo más importante es verbalizar esas emociones sin tener vergüenza de lo que está sucediendo para así poder entender lo que está pasando.
- Disminuir las expectativas: cuando no se generan grandes expectativas, la decepción será bastante menor si no se cumple aquello que se quiere lograr, por lo que dicha disminución va a permitir reducir los niveles de ansiedad que se pueden presentar por la activación del sistema nervioso simpático y así evitar que la persona se sienta mal con facilidad.
- Tener tiempos de descanso: es muy significativo que la persona no llene de actividades o tareas los tiempos que tiene de descanso, ya que va a generar sobrecarga y no tendrá momentos libres para poder gestionarla. Por lo tanto, el tiempo para relajarse no debería tener un cronograma.
- Reducir el ritmo: en ocasiones, es necesario realizar un parón, leer un libro con tranquilidad, ver alguna serie o película, dormir una siesta cuando no es común, mirar un paisaje, una pared en blanco, al horizonte, a un árbol, simplemente poner la mente en blanco y olvidar aquellos pensamientos constantes que te invaden y poder reconectar con uno mismo.
- Flexibilidad: la flexibilidad va a aportar a la persona poder adaptarse a los cambios con una relativa facilidad, sin sentirse mal, angustiado o con miedo a no tener alguna actividad o tarea que realizar.
- Minimizar la exigencia: estar constantemente siendo exigentes con uno mismo no genera buenos resultados. Es vital marcarse objetivos y plazos, pero sabiendo los límites que tiene cada persona y reconociendo lo máximo que se puede dar.
- Reconocer: es muy importante ser conscientes del problema y reconocer la situación por la que se está pasando (es un miedo irracional que está afectando al día a día de la persona).
- Expresar las emociones: hablar sobre las emociones que están generando el tema con las personas más cercanas es vital en el proceso para así liberar toda esa energía que se está formando en el interior. Lo más importante es verbalizar esas emociones sin tener vergüenza de lo que está sucediendo para así poder entender lo que está pasando.
- Disminuir las expectativas: cuando no se generan grandes expectativas, la decepción será bastante menor si no se cumple aquello que se quiere lograr, por lo que dicha disminución va a permitir reducir los niveles de ansiedad que se pueden presentar por la activación del sistema nervioso simpático y así evitar que la persona se sienta mal con facilidad.
- Tener tiempos de descanso: es muy significativo que la persona no llene de actividades o tareas los tiempos que tiene de descanso, ya que va a generar sobrecarga y no tendrá momentos libres para poder gestionarla. Por lo tanto, el tiempo para relajarse no debería tener un cronograma.
- Reducir el ritmo: en ocasiones, es necesario realizar un parón, leer un libro con tranquilidad, ver alguna serie o película, dormir una siesta cuando no es común, mirar un paisaje, una pared en blanco, al horizonte, a un árbol, simplemente poner la mente en blanco y olvidar aquellos pensamientos constantes que te invaden y poder reconectar con uno mismo.
- Flexibilidad: la flexibilidad va a aportar a la persona poder adaptarse a los cambios con una relativa facilidad, sin sentirse mal, angustiado o con miedo a no tener alguna actividad o tarea que realizar.
- Minimizar la exigencia: estar constantemente siendo exigentes con uno mismo no genera buenos resultados. Es vital marcarse objetivos y plazos, pero sabiendo los límites que tiene cada persona y reconociendo lo máximo que se puede dar.
Es muy importante llevar a cabo todos estos pasos por la simple razón de que hay que ser conscientes de uno mismo, no dejarse llevar por pensamientos futuros, ya que estos impiden disfrutar del momento presente. «Es altamente recomendable que las personas tengan tiempos libres para 'no hacer nada' porque nadie tiene la obligación de estar haciendo cosas siempre», concluye el psicólogo."
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