domingo, 30 de mayo de 2021

Sistema antiplagio plag.es

 



"Empresa

Plag.es es el proveedor global de servicios de detección de plagio, que atiende a clientes de más de 90 países en todo el mundo. Nuestra empresa se centra en proporcionar servicios relacionados con el texto, específicamente con la detección de similitudes y la verificación de plagio. Plag.es desarrolla su tecnología desde una perspectiva multilingüe, lo que nos permite proporcionar servicios de detección de plagio para clientes en los EE. UU., Reino Unido, Francia, Alemania, Lituania, Letonia y otros países.

Plag.es se estableció en 2011. Es propiedad de LLC Lingua intellegens y se encuentra en la maravillosa ciudad centroeuropea de Vilnius, la capital de Lituania."

 

 


 

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Carta de una profesora con acertadísima y lapidaria frase final


“Carta de una Profesora” con acertadísima y lapidaria frase final.



"Está escrito por una profesora de un instituto público.

Yo no soy víctima de la Ley Nacional de Educación. Tengo 69 años y he tenido la suerte de estudiar bajo unos planes educativos buenos, que primaban el esfuerzo y la formación de los alumnos por encima de las estadísticas de aprobados y de la propaganda política.

En jardín (así se llamaba entonces lo que hoy es “educación infantil”, mire usted) empecé a estudiar con una cartilla que todavía recuerdo perfectamente:

la A de “araña”, la E de “elefante”, la I de “iglesia” la O de “ojo” y la U de “uña”.

Luego, cuando eras un poco mayor, llegaba “Semillitas”, un librito con poco más de 100 páginas y un montón de lecturas, no como ahora, que pagas por tres tomos llenos de dibujos que apenas traen texto.

Eso sí, en el Semillitas, no había que colorear ninguna página, que para eso teníamos cuadernos.

En Primaria estudiábamos Lengua, Matemáticas, Ciencias, no teníamos Educación Física.

En 6º de Primaria, si en un examen tenías una falta de ortografía del tipo de “b en vez de v” o cinco faltas de acentos, te bajaban y bien bajada la nota.

En Bachillerato, estudié Historia de España, latín, Literatura y Filosofía.

Leí El Quijote y el Lazarillo de Tormes; leí las “Coplas a la Muerte de su Padre” de Jorge Manrique, a Garcilaso, a Góngora, a Lope de Vega o a Espronceda…

Pero, sobre todo, aprendí a hablar y a escribir con corrección.

Aprendí a amar nuestra lengua, nuestra historia y nuestra cultura.

Y… vamos con la Gramática.

En castellano existen los participios activos como derivado de los tiempos verbales.

El participio activo del verbo atacar es “atacante”; el de salir es “saliente”; el de cantar es “cantante” y el de existir, “existente”.

¿Cuál es el del verbo ser? Es “ente”, que significa “el que tiene identidad”, en definitiva “el que es”. Por ello, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se añade a este la terminación “ente”.

Así, al que preside, se le llama “presidente” y nunca “presidenta”, independientemente del género (masculino o femenino) del que realiza la acción.

De manera análoga, se dice “capilla ardiente”, no “ardienta”; se dice “estudiante”, no “estudianta”; se dice “independiente” y no “independienta”; “paciente”, no “pacienta”; “dirigente”, no dirigenta”; “residente”, no “residenta”.

Y ahora, la pregunta: nuestros políticos y muchos periodistas (hombres y mujeres, que los hombres que ejercen el periodismo no son “periodistos”), ¿hacen mal uso de la lengua por motivos ideológicos o por ignorancia de la Gramática de la Lengua Española? Creo que por la dos razones. Es más, creo que la ignorancia les lleva a aplicar patrones ideológicos y la misma aplicación automática de esos patrones ideológicos los hacen más ignorantes (a ellos y a sus seguidores).

Les propongo que pasen el mensaje a vuestros amigos y conocidos, en la esperanza de que llegue finalmente a esos ignorantes semovientes (no “ignorantas semovientas”, aunque ocupen carteras ministeriales).

Lamento haber aguado la fiesta a un grupo de hombres que se habían asociado en defensa del género y que habían firmado un manifiesto. Algunos de los firmantes eran: el dentisto, el poeto, el sindicalisto, el pediatro, el pianisto, el golfisto, el arreglisto, el funambulisto, el proyectisto, el turisto, el contratisto, el paisajisto, el taxisto, el artisto, el periodisto, el taxidermisto, el telefonisto, el masajisto, el gasisto, el trompetisto, el violinisto, el maquinisto, el electricisto, el oculisto, el policío del esquino y, sobre todo, ¡el machisto!

Si este asunto “no te da igual”, pásalo, por ahí, con suerte, termina haciendo bien hasta en los ministerios.

Porque no es lo mismo tener “UN CARGO PÚBLICO” que ser “UNA CARGA PÚBLICA”. "

Mi referencia



 











‘Presidenta’, en femenino: es correcto 

 

 

"Circula por internet un documento que aduce una serie de razones pseudogramaticales para censurar el uso de femeninos como presidenta. La parte fundamental de la explicación dice:

El participio activo del verbo atacar es «atacante»; el de salir es «saliente»; el de cantar es «cantante» y el de existir, «existente». ¿Cuál es el del verbo ser? Es «ente», que significa ‘el que tiene entidad’, en definitiva ‘el que es’. Por ello, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se añade a este la terminación «-nte». Así, al que preside, se le llama «presidente» y nunca «presidenta», independientemente del género (masculino o femenino) del que realiza la acción.


Esta argumentación se basa en tres afirmaciones:

que el participio activo del verbo ser es ente,

que la terminación –nte que añadimos a los participios activos de los verbos procede de ente,

que dicha terminación se toma de ente porque este denota entidad o significa ‘el que es’.

Sin embargo:

1. El participio activo del verbo ser no es ente. El único participio que actualmente tienen, de forma general, los verbos españoles, es el de perfecto (por ejemplo sido, para el verbo ser, o comido para comer). Solo algunos verbos tienen entre sus derivados los llamados participios activos, que hoy se consideran sustantivos (como presidente) o adjetivos (como atacante o cantante). El verbo ser tuvo en el pasado una forma de participio activo hoy perdida, pero no era ente sino eseyente.

2. La terminación –nte no procede de ente. Nuestro sustantivo ente (que, como se ha dicho, no es el participio del verbo ser) sí que deriva, sin embargo, de ens, entis, participio de presente del verbo latino esse (‘ser, estar’). Pero el hecho crucial no es que el participio del verbo ser en latín tuviera esta forma entis, sino que todos los participios de presente del latín tenían esta misma forma: e-ntis, ama-ntis, lege-ntis, capie-ntis, etc. Obviando la raíz verbal y la vocal temática que quedan a la izquierda del guion, en todas estas formas lo que encontramos es la secuencia –nt– y la terminación –is, desinencia de caso genitivo.

Esta secuencia –nt– es un infijo, un elemento que se inserta en el interior de una palabra, y es una marca morfológica que indica un subtipo concreto de declinación por el que se guían algunas de las palabras que forman parte de la tercera declinación latina. Este mismo infijo, y este mismo submodelo de declinación (llamado precisamente temas en –nt-), está presente también en otras lenguas, como el griego clásico. Aunque por este modelo de temas en –nt– se declinan solo unos pocos sustantivos y adjetivos, en la práctica es muy productivo, porque es el modelo por el que se declinan todos los participios de presente activos de todos los verbos latinos y varios de los participios del griego clásico.

3. La terminación -nte no se toma de ente porque este denote al ser. El hecho de que esta secuencia -nt- aparezca no solo en ente, sino en todos los participios de los verbos latinos e incluso en otros adjetivos (como prudentis, ‘prudente’), sustantivos (como /leontos/, ‘león’ en griego) y determinantes (como /panta/, ‘todo’ en griego) prueba que esa –nt– no ha sido nunca, a lo largo de su historia, marca de entidad o de existencia. Nunca, por sí sola, ha denotado al ser, al ente. Llegó a denotar, en latín, al ente al entrar en interacción con el verbo ser, pero entró en contacto con este verbo, como con todos los demás verbos latinos, pues no es más que una marca morfológica de la que los verbos se sirven para declinar una de sus formas no personales, el participio.

Lo que históricamente existe es este infijo –nt– y no la terminación –nte. Recordemos que en las formas amantis o legentis la terminación –is es marca de genitivo, pero este es solo uno de los seis casos que tienen las declinaciones latinas. Estas declinaciones establecen distintas terminaciones en función del caso, del género y del número: un participio como entis puede tener potencialmente hasta 24 desinencias, es decir, 24 terminaciones después del infijo –nt– (entem, entis, enti, entium, entia, etc.) que se encargan precisamente de marcar el caso, el número y el género. Nada, por tanto, en la morfología histórica de este elemento –nt– impide que las palabras que se forman con él tengan una forma distinta para el género femenino; es más, históricamente este infijo ha formado parte de palabras que explícitamente diferenciaban el género.

Por último. Es cierto que el español conserva este infijo fundamentalmente en la terminación –nte, y es fácil caer en el error de creer que la emplea solo para referirse a la persona que realiza la acción del verbo (presidente el que preside, cantante el que canta, atacante el que ataca). Sin embargo esto no es una verdad absoluta: ni todos los verbos se refieren al agente con esta terminación, ni siempre que esta terminación aparece se asocia a la persona que lleva a cabo la acción del verbo.


Los que luchan, los que inventan, los que trabajan, los que corren, etc. no son los luchantes, los inventantes, los trabajantes, etc. sino el luchador y la luchadora, el inventor y la inventora, el trabajador y la trabajadora. El español actual conserva, además, casos en los que este infijo es más una mera marca gramatical (heredera de un antiguo participio que hoy ya no se siente como tal): mediante, de mediar; durante, de durar; o bastante, de bastar. Y de hecho, en el español de otras épocas estas palabras tenían forma en plural (era, por ejemplo, posible decir ellas durantes).

Nada en la morfología histórica de nuestra lengua, ni en la de las lenguas de las que la nuestra procede, impide que las palabras que se forman con este componente tengan una forma para el género femenino. Las lenguas evolucionan y en esa evolución se transforman. Estos cambios se deben a muchas causas, algunas son causas internas (evoluciones fonéticas, por ejemplo); otras son externas, el contacto con otras lenguas o el cambio en las sociedades que las hablan. Para que una lengua tenga voces como presidenta, solo hacen falta dos cosas: que haya mujeres que presidan y que haya hablantes que quieran explícitamente expresar que las mujeres presiden. Si esas dos circunstancias se dan, ninguna supuesta terminación, por muy histórica que sea su huella, frenará el uso de la forma femenina (pregúntese el lector por qué no se han levantado voces contra el uso del femenino sirvienta). Pero es que, además, en el caso de este infijo concreto, la historia de nuestra lengua y la de las lenguas que la precedieron pueden llegar a avalar el uso de voces como presidenta, pues al hilo de esta explicación parecen ser menos conservadoras que la variedad actual."

 

 

lunes, 24 de mayo de 2021

Atajos de teclado: la lista más completa de trucos 'mágicos

Recibí la llamada de un amigo que precisaba ayuda para la edición de un documento en word, usualmente la persona está frente al computador y utiliza el mouse para habilitar una opción, lo particular es que mi amigo quería utilizar una combinación de teclas o comandos.

El usuario final utiliza un entorno gráfico, para algunas tareas de configuración en la parte técnica se utiliza línea de comandos, para lo cual se debe tener conocimiento.

Mi amigo me tomó la lección, así que a consultar comandos para la edición de textos en Microsoft Office.


 


 

Ahora estoy actualizado, la mayoría no los conocía.

Recordé una anécdota

Me incorporé a la Empresa Municipal de Alcantarillado y Agua Potable en abril de  1999, en la entrevista me aseguraron que estaba superado el problema de los sistemas por el cambio de milenio, eso será comentado en otro momento.

La Empresa estaba negociando el contrato colectivo, como antecedente en INECEL había utilizado una hoja de Excel para las Simulaciones, así que me pidieron que colabore. Diseñé con el equipo de Recursos Humanos una hoja que permitía la simulación, se cambiaba algún porcentaje y se realizaba el cálculo: multiplicar, regla de tres, totales. No más.

Fue un éxito

Al mes me llamó el Sr. Gerente a su oficina y me indicó que deseaba contratarme para que dé un curso de capacitación de Excel a tres ingenieros de su empresa que eran expertos en Excel y que no aceptaba un no como respuesta.

Un Ingeniero informático sólo sabe copiar y pegar en Excel.

Asistí a la entrevista con el Jefe de Fiscalización, me dijo que su equipo dominaba Excel y que yo no es podría enseñar nada. Por supuesto yo estaba de acuerdo. Nos despedimos, le pedí que por favor le informe a mi Gerente que no precisaban capacitación.

Tres días después me llamó e indicó que la orden de su jefe era que yo les dé un curso de lo que no sabían. ¿Qué no sabían, si eran expertos?

Para ese día había consultado a mis colegas para ubicar un amigo que dé el curso, negado. Así que a la librería para comprar un Libro Excel para dummies, me abastecí de dos. Aprendí tablas dinámicas, datos, formato condicional, trucos para el manejo del teclado. Revisé en internet tutoriales de Excel y conocía algunas funcionalidades.

Presenté el temario y acordamos seis horas de curso, yo tenía la visión de procesamiento de datos y eso debía compartir.

El curso se desarrolló muy bien, nos despedimos. Me había convertido en experto en Excel y me ha dado buenos frutos. Me recomendaron con sus amigos y capacité a otros ingenieros civiles con mi temario.

Tres meses después recibí la llamada del Ingeniero Fiscalizador, precisaban un curso de macros en Excel avanzado y deseaban empezar la próxima semana.

Para mi suerte, les había salido un proyecto fuera de Quito y el curso quedó agendado para su regreso. En algín momento dirijí una tesis que la aplicación realizaba macros en excel y debí recordar para ayudar a los estudientes

He colaborado con algunos amigos, factura en mano, para capacitar en el manejo de Excel, entendí que puedo ofrecer mis servicios profesionales para una capacitación puntual en temas de ofimática y lo hago con el mayor agrado.