Mi
padre nos enseñó un poema, que a mi hermano y a mí nos ha ayudado a sobrevivir
y por cierto a arrancar alguna sonrisa.
Cuando
una señorita nos servía o nos ayudaba (inicialmente
mi madre o mis hermanas), debíamos agradecer con unas cuatro frases.
Nunca
tan bien servido,
Por
dama tan distinguida,
Hace
honor a su belleza y,
A
su donaire sin par
He buscado el origen y no he podido ubicar.
He buscado el origen y no he podido ubicar.
A
mi esposa suelo agradecer de esta manera, por supuesto a mi madre y hermanas
igualmente. Les he enseñado a mis hijos y a mis alumnos.
Mi
madre nos enseñó la respuesta, eso será motivo de otro comentario.
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