miércoles, 30 de septiembre de 2020

Albarda sobre albarda

En la publicación del 2005/09/07 en  La tribuna del idioma: Albarda sobre aparejo


 

"La redundancia (llamada también sobra o pleonasmo ) es un vicio del lenguaje que consiste en la repetición innecesaria de vocablos, raíces, conceptos o sonidos en un escrito. Es, por consiguiente, un fenómeno complejo, tal como lo explicaremos en su oportunidad.

La redundancia no es propiamente una incorrección gramatical; se trata más bien de una ofensa al buen estilo, que se resiente con la reiteración injustificada de cualquier elemento lingüístico. Sin embargo, pese a no implicar error gramatical, el cultor sensible del idioma se muestra especialmente incómodo cuando lee u oye una expresión redundante. Incluso el hablante que, en medio de una plática improvisada, percibe el desliz de una repetición intrusa, suele excusarse de inmediato utilizando la frase consabida: valga la redundancia .

No siempre la simple reiteración de voces en un escrito indica que se dé una redundancia viciosa. Por el contrario, con frecuencia este fenómeno cons- tituye un recurso poético u oratórico que suele dar a la expresión una especial delicadeza y brillantez.

Para comprobar esta afirmación solo hay que leer los poemas de García Lorca -por citar un caso-, en los que la repetición de vocablos (... verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas...; ...el niño la mira, mira/ el niño la está mirando... ), lejos de constituir un defecto estilístico, es la base de su exquisita musicalidad.

O considerar la fuerza y el convencimiento que transfiere al ánimo del lector la reiteración machacona de aquellos versos del mexicano Amado Nervo: Ha muchos años que busco el yermo,/ ha muchos años que vivo triste,/ ha muchos años que estoy enfermo...

Entonces, para que una redundancia pueda considerarse viciosa , debe carecer de cualquier tipo de justificación. En otras palabras, la reiteración se presenta al margen de la voluntad del redactor: es producto únicamente de su negligencia o de su ignorancia.

A la hora de lograr un buen estilo, sobrio y elegante, es preciso -sin exageraciones ni extremismos- estar alerta para no incurrir en el vicio de la expresión redundante: fijarse atentamente si ya está puesto el aparejo para no colocar la albarda.

Volveremos a este tema."

 


 

 


 

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