Autor: Hugo el búho,
seudónimo.
No he podido ubicar
el texto en internet
“…el ponche es el
único alimento del mundo que tiene vitamina Ch
-Mami, ¡quiero ser
ponchero!
-Ele, ¿y por qué?
Ay, hijito, eres muy chiquito para andar vendiendo ponchos por la vida.
-No mamá, ponchero,
el que vende ponches. Afuera de mi escuela se para un señor que se viste de
blanco entero, tiene una gorrita blanca al estilo marinero antiguo y un
cochecito, también blanco, que parece carretilla. Vende unos ponches
riquísimos.
- ¡Ah, ponche! ¿Y
por qué quieres ser ponchero, mijito? ¿No querrás ser doctor, artista o
ingeniero?
-No mami. Lo que
pasa es que el ponche es como para chuparse los dedos y hasta la funda. El
señor que vende los ponches me dijo que cada día hay menos poncheros, ya solo
quedan poquitos porque la gente prefiere colas, helados y otras vainas sin la
gracia que tiene un señor ponche. Pero lo que esa gente no sabe es que el
ponche es el único alimento del mundo que tiene vitamina Ch. Así dijo.
-Vitamina Ch. Chuso,
alhaja se escucha.
-Yo no quiero que
desaparezcan los ponches ni los señores poncheros.
A ellos deberían
nombrarles Patrimonio Cultural de la Humanidad y no a tanto cemento. El señor
ponchero que te digo es el abuelito de mi amigo, Galo. Por eso nos consiente
con un ponche diario. Y te cuento que su abuelo le juró que cuando se muera, y
se vaya a vivir en las nubes de ponche allá en el cielo blanco como la espuma,
le heredará su cochecito. Galo y yo pensamos inundar de ponche las calles, las
escuelas, los almuerzos y hasta las citas amorosas. Nada más rico que mucha con
ponche dice el abuelo; que así le conquistó a su esposa, a punta de ponche y
versos de espuma. Ah, y que ese rico manjar nació en las fiestas de pueblo.
-¡Qués! Cara de
ponche mismo tienes. A ver, ¿con qué se hace el ponche y te creo?
-Facilito, mami:
pony malta, azúcar, clara de huevo y esencia de vainilla. Se mezcla todo y se
lo pone en el carrito que lo mantiene espumoso. Todo es cuestión de saborear un
ponche diario y luego uno asciende como la espuma, es algo así como cerveza
para niños…
-¡Cerveza para niños
te voy a dar para que aprendas! Bueno, basta de ponches y a dormir.
-Si yo fuera Alcalde
ordenaría que todos los turistas que visiten el Centro Histórico están en la
obligación de probar un ponche. Que se vale tomarse fotos con las iglesias,
pero más se vale tomarse un ponche. Y pondría letreros en donde se lea: el que
no ha probado un ponche vivirá siempre ponchado en amores.
-A dormir.
Y el niño soñó que
su cama se convertía en un gran carrito blanco de dos plazas que regaba ponche
por doquier, y que el abuelo de su amigo Galo le regalaba su gorrita blanca y
lo graduaba de señor ponchero, que es como decir lechero pero con posgrado. ¡Salud!”
Mi comentario.
Siempre que visito
el Centro de Quito y tengo la oportunidad de servirme un ponche lo hago.
El ponchero tiene el
encanto que al abrir la llave sale por arte de magia el ponche. Claro que cada uno
tiene su sabor particular.
Con mi familia
tenemos la costumbre de saborear el ponche y apoyamos que continúe
esta tradición.
A mis estudiantes les suelo pedir que también lo hagan, cunado visiten el centro. Algunos no saben de lo que les hablo. Luego en una siguiente clase les pido que compartan la experiencia y que comenten en casa.
También les pido que al visitar a sus abuelitos, les pida que les compartan las leyendas y ...