viernes, 15 de diciembre de 2017

Profe, una preguntita

Al iniciar el semestre 2017-2017 me presenté con mis estudiantes de Sistemas Operativos y cumplí con el protocolo: saludo de inicio, compartir el syllabus de la materia, uso del Aula Virtual, Bibliotecas Virtuales, establecer las reglas de comportamiento en clases, horas de tutoría, hora de ingreso.


También pedí que se presenten: nombre, ciudad de origen, escuela y colegio de sus estudios, cuantas personas son en su familia. Qué computador tenían (procesador, disco), fecha de compra, sistema operativo, disponibilidad de internet, velocidad, proveedor, costo mensual; último libro de cultura general que habían leído, último museo que  habían visitado.

Realizaba mi evaluación diagnóstica para conocer a mi selecta audiencia, desde tres aspectos: familia, conocimiento sistema operativo y cultura general.

La familia es importante, existen estudiantes de provincia que viven solos, que vienen a superarse y luego se quedan en la gran ciudad, ese es mi caso. Los estudiantes de la capital también tienen sus propias vivencias.

Su conocimiento sobre el uso del computador, son expertos digitales y debo pulir a estos diamantes para que vean desde la perspectiva de un administrador del sistema, al final del semestre evaluaremos sus logros de aprendizaje.

La formación del futuro profesional, debe considerar su componente de cultura general y valores. La Universidad es el último reducto que le queda a la sociedad para formación de personas y como docente debo agradecer la oportunidad que me da la vida para trabajar con jóvenes ávidos de conocimiento.

Sobre la forma de tratarnos, les pedí permiso para llamarles por el nombre y que eventualmente podría tratarles en segunda persona: de tú y que no consideren una falta de respeto.

Les indique que me podían llamar por mi nombre o conservar la costumbre: Ingeniero. A los ingenieros preferimos esta forma en lugar del título de cuarto nivel Magister.

Un estudiante levantó la mano y solicitó la palabra: “Profe, una preguntita”.

Le pedí que por favor no me llame “Profe”. Le indiqué que no era entrenador de un equipo de futbol, donde los jugadores tienen esa costumbre.

Me indicó: “Bueno Profe”. Les compartí una historia de hace cinco semestres, unos alumnos al referirse a un colega usaban el término  “Profe”, al consultar el nombre, no sabían. Considero que por cortesía se debe saber al menos el nombre de la persona que le sirve.

Acto seguido dijo: “De acuerdo Profe” y arrancó risas de sus compañeros. Los alumnos calibran a sus docentes, hasta donde llegan.

Pregunté ¿Su nombre por favor?
Contestó. Diego Flores, Profe

Las risas fueron unánimes.

En tono grave le dije: por favor escriba con buena letra 50 veces, “Debo tratarle por César o Ingeniero, no como Profe” y me presenta para la siguiente clase. Asunto concluido y un silencio sepulcral en el ambiente, también indiqué que si insistía en llamarme “Profe” debía pagar el doble, por cada vez y que se aplicaba para todos los alumnos.

Les comenté que yo no les trataría por “Alumno”, sino por su nombre, que se ha hecho costumbre tratar: “Veci”, “Señito”, “Doñita”, “Amigis”. Yo prefiero tratar a las personas por su nombre.

Continué la clase, contesté algunas inquietudes e inicié con la materia: Evolución sistemas operativos.

Al finalizar la clase, Diego levantó la mano, le di la palabra  y preguntó: “Es es serio lo de escribir las 50 veces. Profe”. Sonreí y le dije: “Ahora son 100 veces”

En la siguiente clase Diego presentó la penitencia y está por demás decirles que tiene una muy buena letra.

En el desarrollo del semestre, Diego fue un muy buen alumno. Por sugerencia suya creamos un grupo en WhatsApp, para mejorar la comunicación y como aplicación de sincronización de procesos.

Un día su subconsciente le traicionó y dijo: “Profe, una preguntita”. Le contesté, encantado y por favor para la siguiente clase 200 veces.

También pagó. Finalizó el semestre, registro de calificaciones en plataforma y despedida.

Indiqué en el grupo de WhatsApp, que la siguiente semana abandonaría el grupo y que podían cerrarlo.

Mis alumnos muy amables se despedían.

Diego puso “Hasta luego Profe”. Le contesté, por favor 400 veces. Consultó “¿En serio?”...

Al iniciar el nuevo semestre 2017-2018, un estudiante dijo “Profe, una preguntita”

Consulté si conocía a Diego Flores, me indicó que sí. 
Toda la clase sonrió...


Pd. Compartí esta anéctoda a unos amigos y me indicaron que el término correcto es Profesor. 

Lo siento por las persona que fueron sentenciadas. 

Pd II. En un semestre virtual, 2020-202n una estudiante en clase me dijo Profe, les envié la publicación y lei la historia.

En una siguiente clase, mientras daba su lección el subconsciente le jugó una mala pasada y dijo "de acuerdo  Profe"

Le consulté ¿si había leído la anécdota? 

Me dijo "si Profe", y que no "entendía cómo una persona podía haberse equivocado tres veces Profe"

Sonreí y le dije me debe.

Me consultó ¿Cuántas veces Profe?, le dije ahora son 100.

Ipso facto recibí esta evidencia




Creo que mis estudiantes me conocen como Profe
 
 
 

 

3 comentarios:

  1. haha recuerdo eso, buena estuvo esa ingeniero Cesar, usted es super firme en ese aspecto haha es el primero que nos pregunto por esos temas personales Gracias por sus enseñanzas. :D

    ResponderEliminar
  2. Gracias, muy amable Kevin.
    La vida nos ofrece la oportunidad a los docentes de formar juventudes. Los estudiantes son bondadosos al apoyar al docente.

    ResponderEliminar